viernes, 23 de julio de 2010

Discurso en la Universidad de Panamá - a 20 años de la invasión...



LAS GUERRAS CIVILES MODERNAS ESTÁN DISEÑADAS PARA DESINTEGRAR LA SOCIEDAD Y LA CULTURA DEL ENEMIGO Y SE DIRIGEN CONTRA PARTES DE LA POBLACIÓN CIVIL, CON EL OBJETO DE TRATAR DE ANIQUILAR SU IDENTIDAD Y DESPROVEERLA DE LOS RECURSOS SOCIO COMUNITARIOS QUE ESTRUCTURAN ÉSTA.

PARTE DE ESTA POBLACIÓN ACABA PADECIENDO UN TRAUMA PSICOSOCIAL QUE DESEMBOCA EN LA CRISTALIZACIÓN DE UNAS RELACIONES SOCIALES ABERRANTES, DANDO LUGAR A POBLACIONES VULNERABLES.


Podemos concluir que en los más de 100 conflictos bélicos de los últimos diez años, más del 80 por ciento de las víctimas son civiles. Que los estudios del ámbito militar han dado lugar a un gran desarrollo de la Psiquiatría y Psicología militar, que se han ocupado de la selección del personal, de la propaganda militar, de métodos de intervención psicológica sobre el enemigo (como el lavado de cerebro), y en MENOR medida del estudio del efecto psicológico de la guerra, y del tratamiento de los trastornos (Watson, 1978)

En el caso de la Invasión a Panamá se hicieron vagos estudios por Organizaciones no Gubernamentales y el Tratamiento de los trastornos fueron y han sido nulos.
Estudios recientes de psicología indican que para los muchos sobrevivientes no tiene sentido continuar viviendo en un mundo que les dejó sufrir de esa manera y que acepta la situación sin lamentos, sin reacción. Algunos presentan una reducción de la capacidad de sentir felicidad y alegría, que se manifiesta como un endurecimiento anímico aparejado a un pesimismo y la (capacidad para disfrutar):
"El corazón de un sobreviviente es como una campaña de cristal con una pequeña grieta: Ya no resuena" (Fred Wander, 1985).

Niderland definió en 1960 el síndrome del sobreviviente: "Se siente indefensión ante las vivencias de angustia y temor que se reiteran en los sueños y el recuerdo, sentimientos de culpa por sobrevivir, de fracaso vital, de desesperanza, de reserva a las relaciones humanas, y una actitud básica de desconfianza"."Se puede afirmar que, en la tortura, en la violencia política, y en el ataque a la población civil, se pretende usurpar al otro su identidad como persona, su historia, quebrar sus valores, su capacidad de resistencia, rompiendo lo que le es más caro".

Un psiquiatra sobreviviente de los campos de concentración en la II Guerra Mundial, concluye: "no nos agrada hablar de nuestra vivencia; a quien estuvo en esa situación no necesitamos explicar nada; y quién no estuvo, a él no podríamos hacer comprensible que ocurría en nuestro interior, y que pasa todavía en nosotros".
Otro sobreviviente famoso escribió: "quienes no lo han vivido no sabrán nunca cómo era; aquellos que lo saben no dirán nunca, no todo cómo fue en realidad" Estos son relatos de individuos que han sido abordados para análisis de estudios terapéuticos.

Panamá no contaba en el momento de la Invasión ni en la actualidad con un Sistema de apoyo a la población afectada económica o socialmente, entre ellas, madres que quedaron solas sin empleo con hijos a su cargo, desempleados, personas con problemas médicos crónicos o deficiencias físicas, niños con necesidades especiales, heridos, agravando así esta falta de ayuda, la situación traumática que dejo en el corazón de muchos la Invasión de Estados Unidos a Panamá.

Hay poco estudios terapéuticos realizados y estos solo fueron en los primeros años posterior a la fecha, (principios de los 90) cuando aún yo era una niña y no es necesario ser muy inteligente para saber que después de haber sido intervenidos bélicamente por el país más fuerte del Mundo, nuestro Panamá sufriría consecuencias psicológicas y agresivas posteriormente.

Si hoy me preguntaran que se siente haber crecido en un hogar donde faltó un padre? Un padre que murió como héroe en la Invasión de Estados Unidos a Panamá?
Respondería primero contando un poco de su Historia, Mi Padre, Octavio Rodríguez Garrido, recibió su diploma como oficial en la Escuela militar del aire de México en 1984, posteriormente ingresa como piloto en la Fuerza Aérea Panameña con el rango de subteniente, en 1985 contrae nupcias con mi madre, y en mayo del 1986, yo nací, en diciembre de 1989, días antes de morir, asciende al rango de teniente.
Según cuenta mi madre, mi padre ya sabía de la amenaza de que nuestro país fuera invadido, pero aún así decidió como militar formado defender a su patria, cumplir con su deber, anteponiendo su amor hacia su país y su bandera, sobre el amor y la protección a su propia familia.

Con mis escasos 3 años y con todo el amor que él me profesaba, mi padre murió asesinado, en la madrugada del 20 de diciembre de 1989 en el aeropuerto de Paitilla y solo mi familia y yo, y quienes han vivido lo mismo entenderán la inmensidad de amor a la Patria que se necesita para morir por ella, y ese amor a la patria lo puedo comparar con el amor que él me profesó.

Así como mi padre, muchos otros murieron, civiles, mujeres embarazadas, niños.
Hoy en día, No sé explicar si es más dolorosa la pérdida de mi padre, o es más dolorosa la muerte por el olvido a la que se ha querido someter este hecho, negando la oportunidad a las nuevas generaciones que conozcan la verdadera historia.
Aún no existen cifras exactas de las personas que murieron, aún hay libros de Historia de Panamá que omiten este hecho, aún no han declarado el 20 de dic. Día de Duelo Nacional, lo que trae como consecuencia que los que hemos sido afectados por la intervención armada, no hayamos recibido por parte del Estado ayuda terapéutica, ni económica, que amigos y familiares de los caídos del 20 de dic. nos veamos sometidos año tras año al estrés y angustia por temor a represalias de destitución a sus empleos en el gobierno si asisten a actos de recordación en esta fecha, agravando estos sentimientos, la frustración.

Nosotros la Asociación de los Familiares de los caídos del 20 de diciembre de 1989, Somos de la tesis que se declare el 20 de diciembre como día de Duelo Nacional, además de honrar a nuestros mártires y héroes, será determinante para que esa grieta del cristal en el corazón de los que sobrevivientes se reponga y vuelva a resonar.

Para que algún día veamos culminadas estas aspiraciones se requiere que nuestros gobernantes sean más preocupados por el bienestar de su gente, con valores inquebrantables y con una memoria histórica imborrable. Como los que estamos aquí presentes en este auditorio que no deja quebrar su capacidad de resistencia ante los embates externos para continuar la lucha que iniciaron los que nos antecedieron, como también a los que a pocos días de culminada la Invasión se agruparon para ir en búsqueda de sus familiares y amigos desaparecidos, unos con mejor suerte pudieron reconocer sus deudos cuando se comenzaron a exhumar las primeras fosas comunes, otros no tuvieron suerte, todavía estamos en deuda con los familiares de los desaparecidos, que no han tenido un lugar durante todos estos 20 años donde colocar una ofrenda floral a sus seres queridos.

Hoy quiero agradecer a todas las personas que han sido solidarios con nuestro movimiento, a aquellos que decidieron desde el día uno a acompañarnos en nuestras reclamaciones, a aquellos que me han visto crecer, otros que crecieron junto a mí y que hoy compartimos el compromiso de continuar en la lucha que iniciaron nuestros padres, familiares y amigos.

Quisiera darle un especial agradecimiento a mi tía Elizabeth Ayola que asumió la dirigencia de la Asociación de los familiares y Amigos de los Caídos del 20 de dic, cuando no teníamos las fuerzas, y así lo hizo durante estos últimos 10 años, A mi madre por enseñarme que sin lucha, no hay victoria y por haber trabajado el doble para darme una buena educación, y por nunca perder la esperanza.
Hoy a casi 20 años, ya es hora de que nos cedan esta lucha a los más jóvenes para que continuemos y hoy públicamente me comprometo a hacer lo necesario para que todo el esfuerzo de la Asociación no sea en vano y que la sangre derramada el 20 de diciembre de 1989 jamás sea olvidada!

A 20 años de la Invasión…. Prohibido Olvidar!!!
NO A LA VIOLENCIA como método de resolución de Conflictos.
NO A LAS BASES EN LATINOAMERICA!
SIN LUCHA, NO HAY VICTORIA!

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