domingo, 19 de enero de 2014

Monólogo a la soledad

Esa delgada línea entre lo que tu corazón guía,
y lo que tu mente reclama, allí es donde me pierdo.
Florece la angustia, entonces la soledad al desnudo, en el suelo.

Si pudiera contar las lágrimas derramadas por desamor
sería inmensamente rica en números negativos, porque las lágrimas
no suman, restan felicidad.

Me desgarré nuevamente entre tus brazos invisibles, una vez más, 
fingiendo que estás aquí, soledad.

¿y si me arranco el corazón? 
Dejaré de sentir.
¿quién soy yo para controlar mi destino?
Los dados ya fueron lanzados.

Crecí.
Volví a tropezarme con la misma piedra.
Me hubiera arrancado el corazón.

No existe padre, 
la madre ausente.
No hay hermanos,
los hijos fueron negados. 
Impera la Soledad.

Mis amigos imaginarios me consuelan,
Aunque tenga al mundo entero a mi alrededor.

No importa a donde vayas,
por favor, regresa a mí, soledad.


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